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Padecimientos

¿Cómo actuar ante una crisis epiléptica?

La epilepsia es un padecimiento que causa crisis convulsivas repetidas a causa de la actividad eléctrica anormal en el cerebro. La epilepsia puede comenzar a presentarse desde cualquier edad.

Una vez se haya identificado la presencia de una crisis epiléptica, hay una serie de pasos que hay que tomar en cuenta en casa que son importantes de realizar previo a su llegada al centro médico.

En general, se recomienda acudir de manera urgente con el médico si el niño con epilepsia presenta más crisis convulsivas de lo normal o si la duración de estas se sale de lo habitual.

Las siguientes son recomendaciones generales de lo que se debe hacer ante un niño que tienen una crisis epiléptica:

  • Recostar al niño en una superficie plana.
  • Voltear al niño suavemente hacia un lado, sin sujetarlo fuerte.
  • Retirar de alrededor cualquier objeto que pueda ocasionar alguna lesión.
  • Colocar la cabeza en una superficie suave y plana.
  • Permanecer con el niño en toda la crisis, hasta que esta haya pasado.
  • Tomar el tiempo que dure el tipo de crisis y buscar ayuda inmediata si esta dura más de 5 minutos.

¿Cómo distinguir una crisis epiléptica?

Existen diferentes clases de crisis neurológicas con características específicas, donde la mayoría dura solo unos segundos o minutos.

En las crisis “tónico-clónicas” o “tónico-clónicas generalizadas”, los niños pueden perder el estado de alerta y presentar rigidez de las extremidades, presentando después movimientos bruscos e involuntarios.

Algunas personas con epilepsia pueden presentar crisis localizadas donde experimentan movimientos involuntarios únicamente en una extremidad o la cara. En algunas ocasiones, en las crisis de ausencia, los niños pierden la conexión con el medio, presentando una mirada fija durante algunos segundos.

¿Qué NO se debe hacer ante una crisis epiléptica?

Es de suma importancia tener claro lo que NO se debe realizar ante una crisis, dentro de las recomendaciones generales se encuentran las siguientes:

  • NO tratar de sujetar al niño o evitar que se mueva.
  • NO colocar nada en la boca, ya que esto podría provocar lesiones.
  • NO intentar dar reanimación como respiración de boca a boca.
  • NO ofrecer agua o alimentos hasta verificar que el niño esté completamente alerta.

Causas de epilepsia

Existen muchas causas de epilepsia, pero la causa se desconoce en aproximadamente la mitad de los casos de personas que padecen epilepsia en el mundo. Entre ellas se encuentran condiciones genéticas o incluso causas que puedan causar daño al cerebro o lesión cerebral como las siguientes:

  • Debidas a daño cerebral por causas prenatales o perinatales, como hipoxia
  • Lesiones en la cabeza como traumatismos craneoencefálicos graves
  • Accidentes cerebrovasculares
  • Infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis
  • Tumores cerebrales

¿Cómo se realiza el diagnóstico de Epilepsia?

Ante la presencia de movimientos anormales que hagan sospechar de una crisis epiléptica, se debe acudir con el neurólogo pediatra, quien, realizará un interrogatorio dirigido y específico sobre los antecedentes y características de los movimientos presentados.

Cuando el neurólogo pediatra esté sospechando de una crisis epiléptica se podrá apoyar de estudios diagnósticos como lo es el Electroencefalograma (EEG), estudio en el cual se mide la actividad eléctrica del cerebro.

En un electroencefalograma anormal en niños, según la distribución topográfica, la lentificación se puede clasificar como generalizada o focal. La generalizada traduce una afección en ambos hemisferios cerebrales y la focal implica una lesión en una zona delimitada o especifica en uno de los hemisferios cerebrales.

Se le denomina anomalías paroxísticas a toda onda o conjunto de ondas que aparecen repentinamente y que por su frecuencia, amplitud o morfología destacan de la actividad considerada como normal en el paciente.

Algunos de los estudios necesarios pueden incluir también la Tomografía computarizada (TAC) o Resonancia Magnética Nuclear (RMN), en los cuales se busca estudiar las estructuras del cerebro y descartar alguna anormalidad.

Tratamiento de Epilepsia

La epilepsia en los niños se trata generalmente con medicamentos anticonvulsivantes, indicados por el neurólogo pediatra tras realizar los estudios necesarios para descartar algunas otras enfermedades y confirmar el diagnóstico.

Existen distintas opciones de tratamiento dependiendo el diagnóstico específico en las cuales también se incluyen:

  • Dietas especiales (por ej. dieta cetogénica)
  • Cirugía cerebral.
  • Colocación de un dispositivo “Estimulador del nervio vago” que ayuda a los niños a controlar la actividad cerebral y así ayudar a controlar las crisis.

¿Cómo puedo evitar las crisis epilépticas en mi hijo?

Si bien, con un diagnóstico ya establecido de epilepsia, es de suma importancia llevar un control adecuado con el neurólogo pediatra. En las citas de seguimiento se podrán realizar ajustes a los medicamentos anticonvulsivos según el peso que vaya modificándose con el crecimiento del niño. En estas citas también se podrán realizar estudios de control o modificación de los fármacos.

Existen, además de los medicamentos, medidas que funcionan para prevenir el desencadenante de presentar alguna crisis. Un ejemplo de estas recomendaciones es:

  • Dormir bien. Si un niño no cumple con sus horas de sueño, el desvelo podría ocasionar la presencia de una crisis.
  • Alimentación balanceada.
  • Evitar consumo de alcohol, drogas o estimulantes.

¿Cuáles son los datos de alarma ante el diagnóstico de Epilepsia?

Existen ciertos datos que se deben de tener en cuenta para acudir con su neurólogo pediatra, o reportarlos en sus citas de seguimiento, algunos de ellos son:

  • El niño presenta más crisis de lo habitual.
  • Las crisis cambian sus características ya conocidas.
  • La duración de las crisis aumenta.
  • El niño cambia su estado de ánimo o su patrón de comportamiento habitual.
  • Presencia de efectos secundarios de los medicamentos.

Es de suma importancia llevar un seguimiento adecuado con el neurólogo pediatra, así como un buen apego al tratamiento establecido por el especialista para ayudar a llevar un buen control de la enfermedad y evitar las complicaciones o secuelas en cuanto al desarrollo neurológico del niño.