Padecimientos
Las siglas TDAH significan Trastorno de déficit de atención con hiperactividad, el cual es un trastorno que se manifiesta durante la infancia y se manifiesta con síntomas de hiperactividad (dificultad para estar sentado sin moverse o poner atención) así como impulsividad.
Estos síntomas pueden afectar en el rendimiento académico, en el patrón de conducta de los niños, así como en el ámbito emocional y social.
La evaluación para el diagnóstico de TDAH se debe realizar en niños de cuatro años o más que tengan síntomas de falta de atención, hiperactividad o impulsividad. Esta evaluación debe incluir una valoración integral médica, del desarrollo, educativa y psicosocial del niño.
La Asociación Estadounidense de Psiquiatría ha definido los criterios para realizar el diagnóstico de TDAH, los cuales se establecen en un Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5-TR).
Para los niños menores a 17 años, se requieren:
Para los niños mayores a 17 años y adultos, se requieren:
Los síntomas de hiperactividad /impulsividad o falta de atención deben de:
Además, se deben de excluir otras condiciones ya sea físicas o de salud mental que pueden explicar los síntomas. Únicamente los proveedores de atención médica y en especial, los neurólogos pediatras o psiquiatras están capacitados para diagnosticar y tratar el TDAH.
Se recomienda que, ante la sospecha de padecer TDAH, se acuda a valoración con un neurólogo pediatra, quien ayudará al niño y la familia a encontrar el mejor tratamiento que mejore todos los ámbitos que son afectados con este trastorno y así mejorar el aprendizaje, las relaciones sociales y el bienestar emocional.
Si, el tratamiento en el TDAH tiene como objetivo mejorar los síntomas y ayudar al niño a lograr un mejor desempeño escolar así como mejorar su patrón de conducta tanto en casa como en la escuela. Algunas de las opciones de tratamiento que existen son los medicamentos los cuales se pueden dividir en estimulantes y no estimulantes; así como la terapia conductual donde se puede incluir capacitación para los padres.
Si, existen adultos a quienes se les realiza el diagnóstico después de que su hijo es diagnosticado. Cualquier persona adulta que presente estos síntomas se recomienda acudir con su médico para valorar la necesidad de proveer algún tipo de tratamiento que mejore la calidad de vida, así como su desempeño laboral y vida social.
El TDAH es un síndrome con dos categorías de síntomas centrales: la hiperactividad/impulsividad y falta de atención. Cada uno de estos síntomas centrales tiene sus propias características y curso de desarrollo. Generalmente son síntomas que son reportados por los padres, cuidadores o maestros.
Hiperactividad/impulsividad
Esta sintomatología se manifiesta al tener dificultad de quedarse quieto o inhibir el comportamiento. Algunos de los síntomas más específicos son:
Generalmente la edad de presentación suele ser a los cuatro años, aumentando durante los siguientes tres o cuatro años y alcanza su punto máximo de gravedad a los siete y ocho años. Posterior a los ocho años, generalmente van disminuyendo los síntomas de hiperactividad donde en la adolescencia están casi ausentes, mientras que los síntomas de impulsividad suelen persistir toda la vida.
Los niños que no llevan un tratamiento adecuado podrán tener más riesgo de tener conductas de riesgo durante la adolescencia, lo cual va relacionado a la sintomatología de la impulsividad. Estas conductas se relacionan al entorno donde se encuentre el adolescente, por ejemplo, en un ambiente de alcohol o drogas con disponibilidad a ellas, el adolescente con TDAH tiene más riesgo de involucrarse en el uso de estas.
Falta de atención
Esta sintomatología se caracteriza por la dificultad para centrar la atención y una velocidad reducida de procesamiento cognitivo y de respuesta. Algunos de los síntomas más específicos son:
Generalmente estos síntomas son más evidentes a la edad de los ocho y nueve años. Al igual que la sintomatología de la impulsividad, la falta de atención puede estar presente durante toda la vida. En los niños esto puede afectar directamente su desempeño académico.