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Padecimientos

La parálisis facial infantil existe y podemos tratarla

La parálisis facial o del nervio facial es un padecimiento común en los niños que puede ser tanto congénita (es decir nacer con ella) o adquirida. La etiología o causa sigue en investigación sin embargo ya existen hasta la fecha asociaciones más frecuentes que puedan condicionar la aparición de esta. 

La parálisis facial idiopática adquirida (denominada también como “parálisis de Bell”) se describió por primera vez en 1830 por Sir Charles Bell. Este tipo de parálisis se debe a una disfunción del nervio facial. 

Está descrito en la literatura que existe un riesgo tres veces mayor durante el embarazo (generalmente durante el tercer trimestre o en la primera semana post parto y una incidencia cuatro veces mayor en pacientes diabéticos. 

Por ello es que ante cualquier sospecha del medico tratante de la madre o el menor, es necesario referirles a un neuropediátra que pueda abordar el padecimiento y ofrecer un tratamiento adecuado.

¿Cuáles son las causas? 

Las posibles causas de la parálisis facial en niños son muchas y pueden ser:

  • Congénitas
  • Infecciosas
  • De origen neoplásico
  • Traumáticas
  • Idiopáticas.

El término idiopático se refiere a un origen de causa desconocida y aproximadamente la mitad de todos los casos califican con esta definición “Parálisis de Bell”. 

Es una de las referencias más comunes para los neurólogos infantiles, quienes son los profesionales de la salud expertos en todo lo relacionado al sistema nervioso de los niños, es decir cerebro, médula espinal y nervios periféricos. 

Dentro de las múltiples causas que se ven asociadas a la parálisis facial periférica están la activación del virus herpes simple, la diseminación axonal y multiplicación de un virus neurotrópico reactivado que conduce a inflamación, desmielinización y disfunción del nervio facial. 

En algunos estudios las causas asociadas más comunes han sido también:

  • La enfermedad de Lyme (en zonas endémicas más comúnmente)
  • la otitis media aguda
  • la varicela
  • El herpes Zóster
  • El virus Coxsackie.

Síntomas de parálisis facial en niños

Los niños con parálisis del nervio facial generalmente tienen un inicio súbito o repentino de la sintomatología, generalmente presentándose en cuestión de horas. Los hallazgos comúnmente incluyen:

  • Disminución del movimiento de la frente
  • Caída de la ceja
  • Incapacidad para cerrar el ojo
  • Desaparición del pliegue nasolabial
  • Desviación de la comisura de la boca hacia el lado no afectado. 

Otros de los síntomas no tan notables son:

  • Disminución del lagrimeo
  • Hiperacusia y/o pérdida del sentido del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua.

Las características y la presencia o ausencia de alguno de estos síntomas ayudan a ubicar la lesión y son útiles como indicador de gravedad.

¿Cómo se diagnostica? 

El diagnóstico de la parálisis de Bell se basa en los siguientes criterios: 

  • Presencia de afección difusa de todas las ramas distales del nervio facial. 
  • Inicio agudo o súbito. Generalmente se puede dar dentro de horas, uno o dos días, con un curso progresivo, alcanzando debilidad o parálisis máxima dentro de tres semanas o menos. La recuperación de cierto grado de función generalmente ocurre dentro de los seis meses. 
  • Se pueden informar padecimientos asociados como dolor de oído o discapacidad auditiva. 

 

El diagnóstico se realiza mediante una exploración física completa además de un interrogatorio para ayudar a conocer la causa probable. En el interrogatorio se deben incluir preguntas específicas como exposición a picaduras de garrapatas, presencia de erupción cutánea y otros factores para enfermedades específicas.

Tratamiento 

El tratamiento en una parálisis facial en niños se basa en las causas probables y la gravedad. En causas específicas como enfermedad de Lyme u otitis media aguda el tratamiento va encaminado a cada una de esos padecimientos. 

Cuidado de los ojos: Generalmente la parálisis facial afectará al cierre de los párpados, ocasionando abrasiones en la córnea. Los cuidados que se pueden realizar incluyen la administración de lágrimas artificiales durante el día con ungüento oftálmico y parches por la noche. 

Medicamentos: Se recomienda el uso temprano de glucocorticoides orales en niños con parálisis de Bell. Será necesaria la evaluación por el médico para la indicación de estos medicamentos. El tratamiento deberá comenzar, de preferencia, durante los primeros 3 días posteriores al inicio de los síntomas. En algunas ocasiones el manejo se acompaña de medicamentos antivirales.

Pronóstico 

Generalmente el pronóstico dependerá del tipo de parálisis facial o la causa subyacente de esta. La parálisis facial congénita tiene un mal pronóstico para la recuperación de la función debido al desarrollo insuficiente del nervio o canal facial. La parálisis traumática, por su parte, tiene un pronóstico excelente, ya que el 100% de los pacientes muestran algún grado de mejoría de la función del lado afectado. 

La mayoría de los estudios han demostrado que el pronóstico de la parálisis de Bell es buena ya que la mayoría de los casos se recuperan con una disfunción mínima, si es que la hay.

¿Cuándo acudir con el especialista? 

Se recomienda acudir con su médico siempre que se presente una parálisis facial, quien, posterior a una exploración física completa, interrogatorio y en ocasiones, uso de estudios de imagen o laboratorio, llegará a la etiología más probable.

En ocasiones será necesario su referencia al experto en esta área, el neurólogo pediatra, quien, según el diagnóstico y etiología del padecimiento dará un tratamiento enfocado a cada paciente.