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El lenguaje es uno de los rasgos más característicos de la especie humana, ya que permite la comunicación humana entre dos o más interlocutores mediante un código convencional de señales sonoras articuladas.
El lenguaje se puede comprender en tres dimensiones:
Asimismo, podemos decir que los trastornos de la comunicación comprenden de la deficiencia del lenguaje, el habla y la comunicación, sin atribuirse a un déficit auditivo o sensorial, siendo así que cualquier persona en la niñez o en su forma adulta, puede ser capaz de recibir terapia del lenguaje. Siempre y cuando se haya desarrollado alguna causa que involucre su dificultad para la comunicación.
Es importante desarrollar una adecuada evaluación en donde se comprenda la exploración general de todos los órganos y sistemas relacionados con el habla y el lenguaje, prestando atención al fenotipo, somatometría, otoscopía y examen neurológico sistemático en el infante.
Se debe de hacer hincapié en los aspectos de la madre como: el embarazo, parto y periodo neonatal. Prestando vital importancia en el desarrollo de hitos del crecimiento, socialización, trastornos de la conducta, déficit atencional y motricidad fina y gruesa.
Por otro lado, es importante recalcar los antecedentes clínicos familiares, educativos y del desarrollo, así como las patologías previas, convulsiones, tics, etc. El motivo principal por el cual se consulta es habitualmente cuando “el niño no habla” o raramente “entiende”, por ello es fundamental que se utilicen herramientas que nos indiquen el inicio temprano de trastornos del desarrollo del lenguaje.
Los criterios diagnósticos se basan en el DSM-5 que es una guía en donde se identifican los síntomas más significativos de cada enfermedad. Algunos criterios en donde tenemos que hacer énfasis, son:
Habitualmente los trastornos del lenguaje, suelen estar asociados a otros problemas en el neurodesarrollo, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), trastorno de coordinación. Cada uno se ve alterado por el significado de su relación con otros.
El tratamiento es principalmente logopédico y debe de iniciarse lo antes posible para ser individualizado y específico. Su objetivo es dar herramientas exactas para comunicarse a pesar de las dificultades del lenguaje y programar terapias que ayuden al desarrollo adecuado.
En algunos casos graves, los niños deberán recibir tratamientos psicopedagógicos, psicológicos o fisioterapéuticos. Este tipo de terapia busca mejorar la rehabilitación en la relación social y comunicación, por lo que desempeña un papel importante en las estrategias que requiere el infante para su adecuado desarrollo en la vida cotidiana.
Las terapias del lenguaje en donde se involucran profesionales como neuropsicólogos, son caracterizadas por encargarse de la evaluación, diagnóstico y tratamiento a través de la voz, habla, lenguaje, aprendizaje y aspectos de la motricidad oral que se encuentran afectados en el niño.
En pacientes que se encuentren con alguna afasia del lenguaje, se debe comprender que los cuidadores deben de ser la parte angular para lograr una adecuada rehabilitación que promueva una mejora en la vida diaria del paciente.
Por último, se ha encontrado que el tratamiento farmacológico no está indicado en los trastornos de la comunicación. Ya que ningún medicamento es capaz de tratar los trastornos o de disminuir su desarrollo.