Padecimientos
Los reflejos primitivos son reacciones musculares automáticas que se presentan en respuesta a un estímulo sensorial, particularmente en bebés. Uno de ellos es el reflejo de Galant
Se ha visto que éste reflejo se asocia al trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Los reflejos primitivos son una serie de movimientos automáticos y estereotipados que se presentan ante un estímulo en bebés recién nacidos. Suceden a nivel del tallo cerebral, siendo esenciales para la supervivencia y desarrollo de las habilidades del niño, por lo que surgen desde la etapa gestacional y son normales en los primeros meses de vida.
Estos reflejos son evaluados por el pediatra para evaluar el neurodesarrollo normal del niño. Con el tiempo van desapareciendo ya que las funciones que tenían estos reflejos pasan a ser controlados de forma voluntaria por centros superiores del cerebro, por lo que si estos reflejos se presentan de forma anormal o persisten después meses o años, nos hablan de algo pudiera estar anormal respecto al neurodesarrollo normal de un niño.
Estos son algunos ejemplos:
Hay un orden en cuanto a la aparición y desaparición de estos reflejos primitivos que está relacionada con el neurodesarrollo del niño. Cuando un reflejo desaparece es porque la función que tenía ya ha sido reemplazada por una habilidad del niño, por lo que el reflejo ya no será necesario.
En el caso de que algún reflejo continúe persistente puede afectar la forma en la que piensa un niño, dando lugar a respuestas inapropiadas que pueden ocasionar dificultad para el aprendizaje.
Como ya mencionamos anteriormente, el reflejo de Galant consiste en rotar la cadera hacia el lado del estímulo táctil sobre la espalda. Posterior a la desaparición de este reflejo, permite el desarrollo del reflejo de anfibio, el cuál le permitirá arrastrarse y gatear, lo cuál posteriormente le permitirá el desarrollo de otras actividades motoras como la marcha. También se sabe que este reflejo se relaciona con el desarrollo del sistema vestibular, el cuál es esencial para regular los movimientos, para la orientación y la coordinación.
Se ha visto que éste reflejo se relaciona con la posterior aparición del trastorno de déficit de atención e hiperactividad, también conocido como TDAH por sus siglas en inglés. Es un trastorno del neurodesarrollo que suele diagnosticarse en la infancia, y consiste en una falta de atención por distracción ante cualquier estímulo, dificultad para el control de impulsos y actividad motora excesiva. Si no es detectado y tratado de forma oportuna, suele interferir con su desarrollo escolar. La gran mayoría de las personas persiste con este trastorno en la vida adulta, pudiendo también interferir con su vida laboral y personal.
Pero, ¿cómo se relaciona el TDAH con el reflejo de Galant? Te explicaremos. Existen varios factores que se asocian a una mala integración de este reflejo, entre ellos están: nacimiento por cesárea, dificultad durante el embarazo, abuso de sustancias durante el embarazo, enfermedad grave durante el primer año de vida, prematurez y bajo peso al nacer.
Como consecuencia a la mala integración de este reflejo, el niño puede mostrarse inquieto, incapacidad de quedarse sentado y quieto, descoordinación y con falta de madurez motora, siendo estos los mismos síntomas psicomotores que se presentan en el TDAH.
Otras manifestaciones de la mala integración del reflejo son hipersensibilidad al estímulo táctil, dislexia, alteración de la memoria a corto plazo y dificultad para concentrarse, los cuáles comúnmente también son manifestaciones del TDAH.
Múltiples estudios han demostrado que la persistencia de reflejos primitivos, como el reflejo de Galant, se asocia a una mayor prevalencia del TDAH, por lo que probablemente los síntomas de este trastorno se presentan como una compensación a un neurodesarrollo inapropiado relacionado con la disminución de estos reflejos.