La parálisis facial infantil es una condición médica que afecta a niños en todo el mundo. Se caracteriza por la debilidad o la falta de movimiento en los músculos de la cara, lo que puede causar una serie de desafíos físicos y emocionales para el niño afectado.
Aunque esta condición puede ser preocupante para los padres, es importante entender que existen diferentes tipos de parálisis facial infantil, cada uno con sus propias causas y características. Exploraremos los tipos de parálisis más comunes y te proporcionaremos información sobre cómo se diagnostica y trata esta condición.
Parálisis Facial Congénita
La parálisis facial congénita es aquella que está presente desde el nacimiento. Puede ser causada por una serie de factores, incluidas las malformaciones durante el desarrollo fetal, lesiones en los nervios faciales durante el parto o alteraciones genéticas como el síndrome de Möbius. Los síntomas de la parálisis facial congénita pueden variar, pero comúnmente incluyen:
- Asimetría Facial:
Un lado de la cara puede tener una apariencia diferente o «caída» en comparación con el otro lado.
- Dificultad para cerrar el ojo:
Puede ser difícil o imposible cerrar completamente el ojo afectado.
- Dificultad para sonreír:
La sonrisa puede ser desigual o menos expresiva en el lado afectado.
- Problemas con la alimentación:
En casos más graves, la parálisis facial congénita puede afectar la capacidad del niño para succionar o tragar correctamente.
Parálisis de Bell
La parálisis de Bell es una forma común de parálisis facial adquirida en niños. Es causada por la inflamación del nervio facial, usualmente ocasionada por un virus. Los síntomas pueden incluir debilidad o pérdida de movimiento en un lado de la cara, así como dificultades para cerrar el ojo o sonreír, además de dificultad para comer o hablar en casos severos.
Afortunadamente, la mayoría de los casos de parálisis de Bell se resuelven por sí solos con el tiempo, pero el tratamiento inmediato adecuado con terapia de rehabilitación y medicamentos son de gran ayuda para lograr una adecuada y pronta recuperación.

Parálisis Facial Traumática
Esta forma de parálisis facial se produce como resultado de un trauma físico, como un golpe en la cabeza que ocasione una lesión en el nervio facial. Los accidentes automovilísticos, las caídas y los deportes de contacto son algunas de las situaciones que pueden desencadenar una parálisis facial traumática en niños.
Causas de parálisis facial infantil según la edad de presentación
Las causas de la parálisis facial infantil pueden variar dependiendo de la edad en la que se presenta. A continuación, te proporciono ejemplos de causas comunes de parálisis facial relacionadas con diferentes etapas de la vida:
Neonatal y Pediátrica Temprana
- Trauma durante el Parto:
Lesiones en los nervios faciales durante el proceso de parto pueden llevar a una parálisis facial congénita, ya sea por dificultad al pasar por el canal de parto o por el uso de fórceps.
- Malformaciones Congénitas:
Anomalías en el desarrollo de los nervios o músculos faciales pueden causar parálisis facial desde el nacimiento.
- Síndrome de Möbius:
Ésta es una rara condición congénita que puede involucrar la parálisis facial, así como otros síntomas, como la falta de movimiento de los músculos oculares.
Infancia y Niñez
- Infecciones Virales:
La parálisis de Bell es una forma común de parálisis facial adquirida en niños y está a menudo asociada con infecciones virales, como la infección por el virus herpes simple.
- Otras Infecciones:
Algunas infecciones menos comunes, como la enfermedad de Lyme o la varicela, también pueden desencadenar una parálisis facial infantil.
- Trauma:
Lesiones en la cabeza o el rostro debido a caídas, accidentes automovilísticos o lesiones deportivas pueden causar parálisis facial traumática.
Adolescencia y Adultez Joven
- Infecciones Virales:
Aunque es menos común en adolescentes, la parálisis de Bell puede afectar a personas de todas las edades.
- Lesiones:
Lesiones traumáticas en el rostro o la cabeza pueden resultar en parálisis facial en esta etapa de la vida.
- Tumores o Neoplasias:
Tumores benignos o malignos cerca de los nervios faciales pueden ejercer presión sobre ellos, causando parálisis facial.
- Trastornos Neurológicos:
Condiciones como la esclerosis múltiple pueden afectar los nervios y causar parálisis facial.
Diagnóstico y Tratamiento
El diagnóstico de la parálisis facial infantil implica una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud, idealmente un neurólogo pediatra, que puede incluir pruebas de imagen como una resonancia magnética o electromiografía para determinar la causa y la extensión de la condición. También es posible que se realicen pruebas genéticas en casos donde se sospecha una causa genética subyacente (como es el caso de la parálisis facial congénita).
El tratamiento de la parálisis facial infantil dependerá de la severidad y la causa subyacente. Las opciones de tratamiento pueden incluir:
- Terapia Física y Rehabilitación:
La terapia física puede ayudar a fortalecer los músculos faciales y mejorar la función.
- Cirugía Reconstructiva:
En algunos casos, la cirugía puede ser recomendada para mejorar la apariencia y función de la cara. Especialmente en casos muy severos.
- Atención continúa:
La parálisis facial infantil puede requerir un seguimiento a largo plazo con profesionales de la salud especializados para asegurar un desarrollo y crecimiento adecuados.
Es fundamental recordar que cada caso de parálisis facial infantil es único y requiere un enfoque individualizado en el diagnóstico y tratamiento. Además, el apoyo emocional y la comprensión de los desafíos que enfrenta el niño y su familia son esenciales en el proceso de recuperación.
En general, el pronóstico y la recuperación de la parálisis facial infantil dependen de varios factores, como la causa subyacente, la gravedad de la condición y la prontitud con la que se inicie el tratamiento. Por lo tanto, es fundamental buscar atención médica y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para brindar al niño las mejores posibilidades de recuperación y bienestar.
