Padecimientos
El trastorno del espectro autista (TEA) es una discapacidad del desarrollo que afecta la forma en que una persona interactúa con el mundo. Puede causar dificultades con la interacción social, la comunicación y el comportamiento.
El TEA se manifiesta desde la infancia, ya que es una afección del neurodesarrollo y debe ser diagnosticada por un neurólogo pediatra, sin embargo, puede pasar desapercibida hasta la edad adulta. El término «espectro» se refiere a la amplia gama de síntomas y comportamientos que una persona puede tener.
Los síntomas del trastorno del espectro autista generalmente se reconocen entre los dos y tres años de edad, aunque pueden estar presentes desde antes.
Por definición, los síntomas deben estar presentes en el desarrollo temprano, pero a veces los síntomas no son aparentes hasta que el niño es mayor.
Los síntomas se agrupan en dos áreas amplias:
1) Comunicación social
2) Actividades, intereses restringidos y comportamientos repetitivos
3) Otros signos que un niño puede tener
· Tiene más o menos miedo de las cosas de lo esperado
No existe hasta la fecha ninguna prueba de laboratorio para el trastorno del espectro autista. Las evaluaciones de autismo incluyen cuestionarios y observaciones para evaluar qué síntomas están presentes y su gravedad.
Después de una evaluación inicial, es probable que el neurólogo pediatra remita a un equipo de especialistas para una evaluación y diagnóstico adecuados.
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El consenso general es que el TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta el desarrollo del cerebro y perjudica el desarrollo de las habilidades sociales y de comunicación.
En la mayoría de los niños, se desconoce la causa. Los factores ambientales, como las exposiciones tóxicas antes o después del nacimiento, las complicaciones durante el parto y las infecciones maternas durante el embarazo pueden ser responsables de un pequeño porcentaje de casos.
En niños con una predisposición genética, los factores ambientales pueden aumentar aún más el riesgo del niño de desarrollar trastorno del espectro autista.
Algunas personas creen, incorrectamente, que el ASD es causado por la exposición a ciertas vacunas o componentes de vacunas (particularmente las vacunas contra el sarampión y el timerosal, un conservante de mercurio que se usa en las vacunas).
Sin embargo, se descubrió que el estudio principal que afirmaba encontrar un vínculo entre las vacunas y los TEA era falso y se retractó. No hay evidencia de que alguna vacuna cause esta condición.
Entre 2-25 de cada 1000 niños tienen esta patología y se ha visto que afecta a más hombres que mujeres (aproximadamente cuatro hombres por cada mujer).
Aproximadamente el 33% de los niños con TEA tienen una discapacidad intelectual, como retraso en el lenguaje o dificultades de aprendizaje. Además, un 30% de los niños con este trastorno tienen convulsiones. El riesgo de convulsiones es mayor en personas con discapacidad intelectual más grave.
Se ha correlacionado que el 25% de los casos del trastorno del espectro autista están asociados con una condición médica o síndrome específico. Por ejemplo:
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